martes, 11 de diciembre de 2012

Por si algún día te apetece volver...

Mi bañera ya no llega a rebosar. La persiana se ha quedado a medio cerrar, y una brisa de aire frío irrumpe en mi habitación, siempre para molestar. El agua del grifo ni fría ni caliente, quién sabe a cuántos grados la has dejado... La copa siempre medio vacía, el alcohol ya no surge efecto, los cigarros siempre por terminar y el cenicero demasiado solitario. Un ramo de rosas marchitas en un jarrón a punto de estallar, un albornoz colgado a punto de caer, un amor a punto de echar a volar. Porque todo se ha quedado esperando desde que no estás. Esperándote, claro, como yo. Y ya no sé si reír o llorar, si dejar que alumbre o el sol o que venga una tormenta y me lleve contigo, donde quiera que estés; ya no sé si seguir intentándolo, hacer el 'STOP' que tengo enfrente, meter 4ª e ir a por todas o simplemente quedarme en punto muerto. ¿Qué, qué hago? ¿Qué es lo que quieres tú? Porque yo te quiero a ti, y quiero que me quieras; quiero quererte aún más, si es posible. Quiero quererte en mi cama, en el sofá, encima de la mesa, en el suelo del salón, en la ducha, en tu mundo, en nuestro mundo.

Si algún día te apetece tomar una copa, invitarme a un cigarro, o simplemente volver a verme, aquí estoy. Donde siempre, para el de siempre. La misma de siempre.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Miedo

¿Pero miedo a qué? Miedo a la muerte, a la enfermedad; miedo la primera vez que le quitas los ruedines a la bicicleta, miedo a la primera exposición que haces en la universidad... Miedo a las arañas, a la altura, a la oscuridad. Pero no todos los miedos dan miedo.
Según el diccionario, ''miedo'' es un sentimiento desagradable ante algo que nos asusta o creemos que nos puede hacer daño. Yo te tengo miedo, y sin embargo no puedo decir que vivir por ti sea desagradable por mucho daño que me hagas. Tengo miedo a perderte, pero este temor se vuelve transparente cuando me das las buenas noches; tengo miedo a los demás, a que alguna te sorprenda con su percha elegante, pero me tranquiliza saber que tú nunca te dejarías engañar. Me inunda el terror cuando desapareces, cuando callas, cuando no sonríes, cuando también se refleja el miedo en tu mirada. Y entonces entiendo que tú también tienes miedo de mí, pero te prometo que mis buenos días, mis ganas de amar, mi felicidad y mis miradas más tiernas serán siempre tuyas, y te das cuenta de que no hay por qué tener miedo.
Pero no es miedo lo que tengo yo, es pánico. A despertar de esta ilusión, y darme cuenta un día más de que mis miedos estaban en lo correcto,  que ni tus palabras más sinceras ni tus abrazos más ardientes volverán para mí.


``El miedo que prolifera.
El miedo que no tiene límites.
Y que sólo el amor puede vencer.
Al principio, el miedo lo infecta todo.
Al principio, el miedo da miedo y da ganas de huir.
A pesar de todo, sus manos se reúnen y sus cuerpos se pegan el uno contra el otro.
Ella se aferra a él como una balsa.
Él encuentra la fuerza para anclarse en ella.
Ella consigue anudarse a él.
Su mirada busca la de él. Él la atrae.
Y sin embargo…
Sin embargo, el tiempo de un pestañeo.
Sus cuerpos tiemblan y el miedo refluye´´.